Si alguna vez leíste la novela de Margaret Mitchell titulada «Lo que el viento se llevó» o fuiste al cine y viste la película , seguramente en tu memoria y retina quedó prendada la belleza de Scarlett O´ Hara.
Para otro quizás, el primer encuentro con
Scarlett y tal vez el único que han tenido, es el afiche de la película con
Gable y Leigh, en plena mirada de pasión, mientras una mansión arde en llamas
tras ellos.
Cuando uno lee el libro , se encuentra de
primera impresión, con una mujer detestable y manipuladora pero en vez de
repudiarla, debemos rescatar de ella su temple y deshumanizada personalidad.
Para las feministas de hoy, que a
veces rayan en querer venganza de los
hombres en lugar de liberación, Scarlett sería su heroína preferida, perfecta,
porque frente a ella hasta el tramposo de Rehtt Buttler llegó a sentirse como
una zapatilla.
¿ Cuántas Scarlett O’ Hara no habrá en este
mundo, disfrutando su poderío, su fortuna mientras mantienen una multitud
aplastada a sus pies. No podemos negar que la fuerza de Scarlett es impactante
y tan imposible de quebrar que estoy seguro de que debe haber algo que podamos
aprender de ella.
Tal vez se deba a su técnica de resolver
problemas o más bien a su frase «mañana será
otro día “. Esa fue su
respuesta consoladora cuando murió su madre y cuando el galán Rhett la abandonó
por su insensibilidad.
Esta frase parece que a Scarlett le
funcionó de maravilla pues nunca la alteraron las preocupaciones más que un par
de minutos, pero con las preocupaciones también se le escapó la sensibilidad
humana.
.Hay veces que debes estar tan abrumado por
los problemas y las preocupaciones que esta frase puede ayudar. Pero , parece
que eso no fue lo que le dio su temple de acero, pues en el mundo real de los
problemas se despiertan con uno en la mañana y por más que uno los eche se
rehúsan a irse sin ser resueltos.
La fuerza de Scarlett provenía de algo que escasea mucho hoy : La autoestima .
De todo nos quejamos : de que no hay
dinero, de que no tenemos poder, de que nadie nos quiere, etc.
Siempre encontramos algo o alguien a quien
achacarle la culpa. Estas quejas no son más que un reflejo de nuestras dudas ,
es nuestro convencimiento interno de que nos falta algo para triunfar y por eso
no podemos hacerlo.
Lo cierto es que observamos a Scarlett de
cerca, a ella le faltó todo. Le faltó dinero, ropa, familia, salud, un hombre,
calor, casa, trabajo, fe y lo peor de todo tal vez no sea la falta de estas
cosas, sino perderlas en el curso de la vida , como le sucedió a ella.
¿Qué tenía Scarlett que no podemos tener
nosotros ?
- Una increíble e invencible confianza en sì mismo, un certero
convencimiento de que iba a lograr todo lo que se propusiera y nada ni nadie
podría vencerla.
Todo estaba en su mente.
- Scarlett no creía en nada, solo y
únicamente en ella misma. Eso no quiere decir que no debamos creer en Dios, no, no, pero como el mismo nos
dijo» ayúdate que yo te ayudaré».Eso es lo primero que tenemos que hacer porque
si en el fondo de nuestra mente estamos llenos de complejos e inseguridades ,
no dejamos llegar la ayuda divina.
Entonces, cada vez que tengamos una
situación difícil, inspirémonos en la reina de TARA, Scarlett O´Hara y saber
que por muy espantosa que se vea la situación no nos va a pasar nada en esta
vida que no seamos capaces de superar.
La autoestima es la suma de la
confianza, seguridad , amor y respeto por sí mismo.
Refleja,
además , el juicio que cada uno hace acerca de su habilidad para
enfrentar los desafíos de la vida. Es el juicio de que soy apto para la vida,
la experiencia de mi propia capacidad y valor ; nadie puede generar esta
experiencia salvo uno mismo.
Lo trágico es que la mayoría de las personas
buscan autoconfianza, seguridad , amor y respeto por todas partes, menos dentro
de nosotros mismos y por ello fracasan en la búsqueda y mantienen una
autoestima baja.
Desarrollar la autoestima es tener la
convicción de que uno es competente para vivir y digno de ser feliz, por lo
tanto equivale a enfrentar la vida con mayor confianza, seguridad y optimismo,
lo que nos ayuda a experimentar ese sentimiento de amar y ser amado ;
además, ampliar nuestra capacidad de ser
felices.
La genuina autoestima no se expresa por la
autoglorificación a expensas de otros, o por el afán de ser superior a los
otros o de rebajarlos para elevarse uno mismo, ya que alcanzar el éxito sin
alcanzar una autoestima positiva es estar condenado a sentirse un impostor que
espera con mucha angustia que los descubran. La importancia de una autoestima
saludable reside en poder desarrollar confianza y respeto por nosotros mismos y tener capacidad para responder de
manera activa y positiva a las oportunidades que se nos presentan en el
trabajo, en el amor y en las relaciones familiares.
El cultivar la autoestima
nos interesa a todos. La autoestima , ya sea baja, median o alta es una
experiencia íntima y personal ; reside en los más profundo de nuestro ser.
Es lo que pienso y siento de mí mismo como
persona , no lo que otros piensan o
sienten sobre mí. Cuando apreciamos la verdadera naturaleza de la autoestima
vemos que ésta no es competitiva ni comparable.
Los dramas de nuestra vida son los reflejos
de nuestra visión íntima de nosotros mismos. Por lo tanto, la autoestima es la
clave del éxito o fracaso personal, como también es la clave para comprendernos
y comprender a los demás.
La autoestima es uno de los mejores
antídotos contra la envidia, un sentimiento tan humano como reprochable .
Este
sentimiento , que según el Génesis , fue el culpable de que el mal entrara en
el mundo.
La envidia en educación,
infancia y adolescencia , es un sentimiento muy complejo y ambivalente en el
que se mezclan emociones de naturaleza contradictoria. La envidia puede llegar
a ser muy destructiva , ya que provoca sufrimiento , insatisfacción , malestar
y aislamiento. Se empieza desde el niño,
fomentar la autoestima enseñándole
a afrontar el éxito y el fracaso con igual talante.
Cada vez que sientas que el mundo se hunde
a tus pies recuerda siempre esta frase :
«Todo lo que queda después de que se acaba
un mundo, es lo que puedes hacer con tus manos y lo que tienes en la
cabeza».
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