lunes, 19 de febrero de 2018

LA POLICÍA NACIONAL, LA LEY DE EFECTO POLÍTICO , LA LEY DE RESPONSABILIDAD REFLEJADA Y EL ORDEN INTERNO DEMOCRÁTICO .




                                          Temas relacionados a la doctrina y la ciencia policial


La doctrina y ciencia policial  debe propender a que la policía respete los derechos humanos, esté subordinada a las autoridades constitucionales,  brinde un servicio ajeno a toda consideración política, ideológica o de posición social o cualquier discriminación y que cuando reciban órdenes de los políticos de turno  para que solucionen el conflicto social , cueste lo que cueste, sepan  aclararles y decirles con valor y sin miedo : ” La policía defiende el orden interno democrático ;  orden dentro de un Estado de Derecho en donde se privilegie la razón, el diálogo, la concertación, antes que la paz de los cementerios o el imperio de las balas y las bombas”


Estoy seguro que lejanos están los días cuando el INAEP (Instituto de Altos Estudios Policiales) se convertía en el  centro del desarrollo de la doctrina y ciencia policial y las aulas se transformaban en verdaderos centros de debates, discusiones, o los participantes - coroneles de la PNP- se enfrascaban , como  “pequeños filósofos” o “policiólogos” en debates sobre temas de actualidad , respondiendo a preguntas como :



¿ Existen leyes en la historia que tengan fuerza actuante en las tendencias que están en el dominio de la policía?


¿Cómo se expresa la ley de efecto político y la ley de responsabilidad refleja en la policía como hecho político?

¿ Qué tipo de orden debe mantener y restablecer la policía?

Ahora el INAEP , como muchos centros de capacitación de la PNP , navegan en el "oscurantismo", buscando que responder interrogantes más cercanas a las ciencias puras, o tratando de copiar modelos extranjeros o aprender  teorías y doctrinas en las universidades o  institutos que nada tiene que ver con la  doctrina y la ciencia policial que siguen estando en pañales en la policía .


Estas preguntas siguen teniendo vigencia ; más aún, cuando revisamos en la historia policial  hechos sangrientos como EL BAGUAZO , en donde 16 oficiales de la policía que  dirigieron y ejecutaron el violento desalojo en la llamada Curva del Diablo , el 5 de junio 2009,  fueron denunciados y procesados , y tal vez, sentenciados, por  homicidio calificado y lesiones graves por los muertos y heridos del suceso que nunca podrá borrarse del imaginario policial ni del país .


En la  denuncia , la fiscalía señalaba que los efectivos policiales estaban obligados , en el desempeño de sus funciones, a respetar los derechos humanos de todas las personas y que el uso de la fuerza debe ser excepcional , razonable ; en otro acápite de la denuncia, hizo mención del poder de fuego que usaron los policías ( revólveres, pistolas, fusiles AKM) mientras que los pobladores y nativos utilizando en su defensa , lanzas de su uso común y objetos contundentes como piedras y palos; por lo tanto, la fiscal consideraba que la acción policial era desproporcionada .


Otro medio de comunicación publicaba que la responsabilidad penal puede llegar hasta el presidente de la República y que los ministros , Jehude Simón , Mercedes Cabanillas y Antero Flores –Araoz , deberían ir al banquillo por “El Baguazo”.


Lo cierto es que los ministros , antes mencionados , regresaron a sus actividades  habituales y dejaron las carteras, pero a los policías les esperaba una larga Vía Crucis porque este tipo de procesos , por su naturaleza ( homicidio , lesiones y violación de derechos humanos ) son interminables .


La ley de efecto político y la ley de responsabilidad reflejada.


En el “Baguazo” se  observa los efectos de dos leyes que se presentan  historicamente en la policía como institución : La  ley de efecto político y la ley de responsabilidad reflejada.

Esto debido a que l as decisiones políticas o sociales que adopten los políticos del Gobierno de turno  tienen influencia, efectos, tanto positiva o negativamente en la función policial . 

Y muchas veces, estos efectos son determinantes y perjudiciales en su futuro , como institución, y en la carrera profesional de los mismos policías que ejecutaron las órdenes de los políticos de turno , algunos de los cuales , después se “lavan las manos” y les  sueltan a los generales a los  leones para que los  destrocen en interminables denuncias y procesos penales y administrativos-disciplinarios.


Esto se da porque la policía , además de ser una institución importante en la vida de la nación, es un hecho político , y como tal, está ligado a la concepción misma del Estado , se identifica con el sistema, y es penetrado por su ideología en forma radical ; sistema al que tiene que defender para mantener el orden imperante de dicho sistema o Gobierno de turno.



Tal es así de que si  el Gobierno de turno  defiende o promueve un Estado absoluto , autoritario, la policía asume sus características y se convierte en el brazo represor de dicho Gobierno ; contrario sensu,  si el Gobierno defiende o se desenvuelve en un Estado de derecho, la policía asume también dicha característica.



Históricamente, la policía ha sido caracterizada desde un concepto metafísico y como hecho político. Esto debe ser lo ideal, pero en la realidad no se presenta así.


La ley de responsabilidad reflejada se manifiesta cuando el ente policial recibe siempre por reflejo la responsabilidad de muchos hechos o disposiciones gubernamentales que no ha causado ni siquiera propuesto.


Los generales Sánchez, Uribe y Muruguza que dirigieron el operativo policial conocido como “Baguazo” , cargaron con toda la responsabilidad del  calificado como " el  peor operativo policial en la historia de la PNP” ; cargaron con todos los  muertos y asumieron con la responsabilidad penal y administrativa- disciplinaria, por las leyes de  efecto político y responsabilidad reflejada .


La ley le dice a la  Policía Nacional  que debe defender el “orden interno”, pero la lógica o el sentido común nos dice que debe existir otro tipo de orden , tal vez , una especie de “ orden democrático”, un orden alejado de las balas y las bombas, un orden dentro de un Estado de Derecho .


Pero , como están las cosas , la policía debe defender el orden según la óptica del Gobierno de turno y allí está el detalle .


 La Policía si sigue defendiendo el orden interno , según la estructura socio-económica del Gobierno de turno, seguirá adquiriendo la característica de dicho Gobierno y orientará su accionar en los escenarios próximos que se avecinan .


Por ello es necesario que los cerebros grises de los policías pensantes precisen qué tipo de orden interno debe mantener o restablecer la Policía Nacional. Es un problema para los "policiólogos" que son escasos en la institución y se les busca como aguja en un pajar.  Policiólogo es igual a pensador.



Será el orden interno de un Gobierno que evidencia autoritarismo o un orden interno que vaya más allá y se encuadre dentro de lo que se conoce “orden interno democrático”.


Si nos ubicamos dentro de un orden interno democrático fluyen preguntas como : 

¿ Por qué tiene que reprimirse con balas y bombas a los hermanos peruanos cuando sabemos que sus reclamos populares tienen sustento? 

¿Por qué tiene la policía meterles balas y bombas a los  llamados “antisistemas”, con odio de clase , si sabemos que ellos también son parte del pueblo que reclama justicia , trabajo, lucha contra la corrupción? 


Metafísicamente , la policía es un órgano de control social , formal y su objetivo es la protección de la sociedad y los ciudadanos . Indudablemente es una institución esencial del Estado , encargada de aplicar la ley y mantener el orden público . Como hecho político está ligada a la concepción misma del Estado y aparece ligada e identificada con un sistema, situación que hace que sea penetrada por la ideología del sistema actual , en forma muy radical y por el Gobierno al que tiene que defender .



Es por ello que se dice que la policía como hecho político, es una institución siempre de un determinado Estado y adquiere la imagen y semejanza del Gobierno de turno que dirige el Estado.



Si el Estado es absoluto o totalitario, la policía se convierte en el brazo represor y confidente del poder soberano. 

Si existe Estado de Derecho, la policía tiene la naturaleza de ser transparente y abierta , con la posibilidad de ser sometida a control , tanto por los representantes del Gobierno como los Tribunales de Justicia . Y, frente a la idea de represión se acentúa la idea de represión.



De la Constitución Política del Perú ( 1993) se desprende que la policía tiene como “deber ser” el orden interno , pero en la doctrina policial comparada no existe el concepto de orden interno , su origen es netamente nacional y surge de la teorización militar sobre Defensa y Seguridad Nacional ( a las FFAA le corresponde velar por el orden externo , contrario sensu, a la Policía Nacional , le compete el orden interno ).


Tradicionalmente, se recurrió al concepto de orden público y modernamente, por el influjo de las nuevas corrientes criminológicas, al de seguridad ciudadana, que empieza aparecer en el discurso policial peruano.


La doctrina policial peruana se ha visto obligada a dotar de contenido al concepto de orden interno realizando un paralelismo entre los conceptos de orden público, el cual constituye el eje de referencia, pero que al final, la interpretación de orden interno es inversa a la lógica constitucional donde la defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del Estado .


Cuando los  conflictos sociales se incrementan ,  el gobierno de turno crea sus propias   fantasmas y trata de justificar el malestar de la población con la tesis de del complot para derrocarlo , manejado por hilos extranjeros .


Esta actitud no es extraña porque la historia ha demostrado que los gobiernos y Estados que fracasan , encuentran en el complot y la amenaza externa los argumentos para justificar sus yerros.


Cuando sucedió el tema del “Baguazo” , al  nuevo gabinete ministerial le dio la consigna – nunca escrita-  a los  generales Sánchez, Uribe y Muruguza que dirigieron el operativo policial  que se sintetiza en dos palabras: “Orden e Inclusión social”.

Era  lógico  deducir de que al Sector Interior y a la Policía Nacional , le compete mantener el ORDEN ante los nuevos escenarios que se avecinaban , en que  muchos analistas denominan “ el período preinsurrecional”.


Todos están de acuerdo en que el país se había  convertido es una bomba de tiempo al que debía enfrentarse  el próximo gabinete y que vendría una escalada cada vez más creciente de paros y agitación social con la finalidad de petardear la frágil democracia peruana .



La efervescencia social no iba a  disminuirse  en algunas zonas del país , porque la gente se había cansado , estaba harta de la  clase política y el gobierno se encontraba en un dilema : Garantizar los compromisos que había firmado a  espaldas del país con grandes empresas petroleras y mineras o escuchar y atender las protestas de los pueblos amazónicos y andinos. 

El incumplimiento de los ofrecimientos del gobierno debilitaba  el diálogo social y político , y quebraba  la confianza con los interlocutores quien optarán por la violencia.



¿Qué tipo de orden debe defender y mantener la Policía Nacional?



¿Debe ser el  orden interno que pretendía  mantener el Gobierno de aquel entonces ?  

 ¿ Debe haber algún tipo de nuevo orden que deberá mantener la Policía Nacional para evitar la ley del efecto político o la ley de responsabilidad reflejada ?



Si se aplicaba  una política represiva en los dos años que le quedaba  al Gobierno  aprista , era  lógico que terminara con el desprestigio absoluto y la policía cargaba con el activo y el pasivo , porque , justamente , la policía como hecho político , adquiere la naturaleza y el carácter del Gobierno de turno .


Y si las cabezas del Gobierno ,a al término del mandato, son perseguidos, igual sucedía  con las cabezas de la Policía Nacional por la ley de efecto político .


Esto explica el hecho de que los Gobiernos de turno , calificados como autoritarios , echan de mano de la policía cada vez que tienen la intención de reprimir algo, la convierte en un brazo represor ; por lo tanto, la furia de las masas se dirigen indistintamente a destruir los símbolos de la opresión y el autoritarismo , en este caso , las comisarías y los policías mismos, quienes son perseguidos, apedreados, eliminados .



Cuando la democracia es débil y no existe un Estado de Derecho, la policía se coloca en medio de dos fuegos. 

Por un lado están los que pretenden adelantar las elecciones en el Perú, agitadores o azuzadores que cabalgan sobre las protestas sociales, radicalizan plataformas y métodos de lucha social para provocar una escalada represiva , requieren de algunos muertos para crear la ficción de que en el país existe un régimen sangriento con fachada democrática.

 La clave es la búsqueda incesante de la represión y de víctimas , hasta estrangular a las ciudades , creando la sensación de anarquía y caos.


Por otro lado, un régimen incapaz de contener el desborde social , que ha fracasado, que no tiene capacidad de autocrítica , que empieza a ver un complot y amenaza externa , argumentos para justificar sus yerros, sin realizare una mea culpa o sincera autocrítica, culpan a los otros de los problemas del gobierno, en vez de atender los reclamos detectados en diversos puntos del país, no aprenden de sus errores , no se convencen que el diálogo es la única salida a la crisis , en ningún momento menciona la aguda crisis financiera internacional , la recesión de la economía peruana , no ven el fracaso de sus planes y propuestas y su responsabilidad en las movilizaciones, porque , ante la ausencia de Estado, la población opta por la protesta , comienza ver conspiradores por todos lados- ahora se les conoce como “antisistemas” que niegan toda la labor realizada por el gobierno.



En medio de este ambiente de división y odio social, se mueve la policía como institución o el policía como ser humano , que sigue siendo un bicho raro en la sociedad; amado y requerido en épocas de crisis ; odiado, marginado, en época de bonanza y paz.



¿Ojo!  Nos referimos al  policía de calle, al que es lanzado a reprimir a los revoltosos o manifestantes – que debe sacrificarse, inmolarse, dar la vida por el sistema, para defender el orden interno, la paz social .



Así lo entiende, pero cuando es muerto o lesionado, las viudas van de un lugar a otro pidiendo justicia , que se esclarezca sus muertes, que indemnicen a las familias, pero son enterrados y después olvidados, porque era su deber “inmolarse “ por mantener el orden interno del Gobierno de turno . Así de simple.



En el Baguazo se planteó la tesis de la inmolación y quedó prendida en la retina de los ciudadanos de que los policías deben inmolarse para mantener el orden interno , para que otros vivan en paz social .


Esta apreciación de los políticos , hace que muchos policías reflexionen ( porque también tienen algunas células cerebrales) y no se traguen la tesis de la inmolación que esgrimió Jehude Simon , el mismo que al verlos masacrados, justificaba estas muertes como “inmolación” y convirtió estos crímenes - se supone en un Estado de Derecho – como una de las s más bellas artes o que está bien que los policías sean asesinados porque mantener el orden interno demanda la inmolación porque si no se destruye la democracia .


Queda la sensación en muchos policías que aún no han sido “ inmortalizados” que son “cholos baratos”, sacrificables, que no obstante hacer maravillas para sobrevivir con un magro sueldo que solo les alcanza para la quincena,  los convierten en eficaces armas letales, listos para reprimir las protestas sociales, sin chistar, sin reclamar, porque si los matan es porque se han sacrificado , inmolados o están defendiendo el Orden Interno de este sistema a costa de sus vidas.



En el escenario descrito, es importante de que en los centros de capacitación , en el INAEP, en los cursos superiores, se vuelva a filosofar sobre el tipo de orden que debe defender la policía:  ¿ orden interno a secas? ¿ orden interno democrático? o algún tipo de orden que les permita en un futuro no verse envueltos o perjudicados con las leyes de efecto político o responsabilidad reflejada y seamos testigos de hechos como la denuncia de 16 policías por los suceso de Bagua , cuando los políticos se lavaron las manos , dejando a los policías sean sacrificados o inmolados por la “Pinchijusticia” de nuestro país .


Según La Ley de la Policía Nacional  (  Decreto Legislativo N° 1267 promulgado el  16 de diciembre 2016) y su Reglamento (  Decreto Supremo N° 026-2017-IN  publicado el 15 de  octubre 2017) entre las  funciones básicas  de la  Escuela Nacional de Formación Profesional Policial  está dirigir la formación profesional alineada  al cumplimiento de la finalidad fundamental de la Policía Nacional del Perú  consistente en la preparación, integración, actualización, especialización y perfeccionamiento continuo, como parte del nivel superior del sistema educativo nacional; definir el modelo de formación profesional policial, y velar  por el desarrollo de la Ciencia Policial; así como, difundir y consolidar la doctrina que la sustenta como elemento integrador para la pertenencia institucional a  la Policía Nacional del Perú, en el marco de la Constitución y las leyes;


Lo que faltó precisar y aclarar es que la  doctrina y la ciencia policial  debe propender a que la policía respete los derechos humanos, esté subordinada a las autoridades constitucionales, y brinde  un servicio ajeno a toda consideración política, ideológica o de posición social o cualquier discriminación y que cuando reciban órdenes de los políticos de turno sepan aclararles que la  POLICÍA DEFIENDE EL ORDEN INTERNO DEMOCRÁTICO ; un orden dentro de un Estado de Derecho en donde se privilegie la razón, el diálogo, la concertación, antes que la paz de los cementerios o el imperio de las balas y las bombas .

Febrero 2018

Gerard Ingenieros   



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