En
la madrugada del 3 de febrero del año 2013 , un grito desgarrador y
un llanto incontrolable , rompió el silencio del edificio en la playa norte de
San Bartolo.
Ana,
la devota mujer de Lucho Labarthe , la mujer y compañera durante diez años
de su vida, sentía que una gélida espada atravesaba su corazón
cuando comprobó que su amantísimo esposo había dejador de
vivir .
En
medio del estallido de la luz matinal, el manso rumor de las olas ,
el graznido de gaviotas solitarias, el dulce aroma de la brisa del mar , Lucho
Labarte ese día fatídico estaba señalado para morir .
Un
día antes , había llamado e insistido por teléfono a sus amigos para que no se
olviden que había preparado un almuerzo en su departamento en bases a mariscos ,
justamente, un día antes cuando la muerte
le tenía preparada una sorpresa definitiva.
Su
muerte fue inesperada , porque nada
hacía presagiar la urgencia e irrevocabilidad del mandato de
la muerte que cuando nos coge lo hace asolapada, traicionera, sin darnos tiempo
para nada , porque siempre pensamos que somos indestructibles o que somos de acero
inoxidable o que siempre viviremos en este
mundo para satisfacción de nuestros amigos y para desesperación de nuestros enemigos
.
De
ese día han pasado cinco años y es difícil olvidar la imagen , personalidad , carácter
y don de gente de este gran personaje que sabia ser amigo y hacer amigos, Lucho Labarthe Wensjoe de San Bartolo
.
Lucho participó de una reunión amical , la tarde y noche anterior y como
era habitual en él, gozaba de la vida ,
estuvo alegre, feliz y desplegó su amistad con esa manera franca y
sincera de ser con todos lo conocían .
Personajes
como Lucho son escasos en esta vida porque ellos hacen de la amistad una elegía
y siempre son sinceros y felices al ver que sus amigos disfrutan y pasan momentos
gratos en su compañía.
Ese
día fue trágico para la familia.
Pero
más trágico para los amigos de San
Bartolo, aquel pueblo con aire provinciano que acoge con calidez a los
veraneantes y surfistas todo el año.
Estuve
con él y unos amigos en su reciente matrimonio en noviembre del 2012 y en la fiesta de fin de año.
Después
de su muerte, San Bartolo ya no es el mismo y los amigos se dispersaron como piezas
suelta porque Lucho era el eje motriz, el aglutinador y el artista que llevó la
amistad a lo celestial .
Su
carácter especial y temperamento lo convertía en el eje y motor de toda reunión
social, en el infatigable amigo que disfrutaba viendo u observando que su
amigos estén cómodos, gocen de la vida como él lo hacía y disfruten de los
ricos potajes que le gustaba preparar o encargar para las reuniones que él
organizaba , ya sea en su departamento del quinto piso del edificio
“Malaga” o en el Club San Bartolo.
La
muerte tiene muchas razones de ser.
Y
en el caso de Lucho Labarthe, su fín rápido, sorprensivo , inesperado
, algo detonó en el corazón y los sentimientos de sus amigos cuyas
secuelas hasta ahora se sienten.
Es
una lástima que la muerte cobre vidas como la de Lucho.
Dice
un viejo refrán que " nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde".
Cinco
años después de su desaparición, esa frase
sigue teniendo vigencia después de la desaparición de este gran amigo que dejó un
tremendo vacio en su familia y
amigos, pero el mayor dolor y vació es cuando nos damos cuenta que se
perdió el representante de la genuina amistad y de la alegría de vivir en San Bartolo.
Lucho
Labarthe era muy humano.
Capaz de quitarse la comida de la boca para
darle a los pobres o abrazar a un recién conocido mostrándole su amistad y
carácter querendón .
Sabía
disfrutar de los hermosos atardeceres de la playa norte de San Bartolo,
estallido de luces y colores, así como de la compañía de sus amigos que hasta hoy
recuerdan con tristeza su desaparición.
Han
pasado cinco años de su desaparición y aún no nos acostubramos a su ausencia,
porque lo seguiremos viendo su imagen en el rumor de las olas , en los hermosos
atardeceres de la Playa San Bartolo Norte que nos dejaban boquiabiertos, en el
disfrute de una buena conversación, en el saludo afectuoso y lleno de alegría.
Así
era y seguirá siendo Lucho Labarthe.
Alegre
y juguetón como un y niño pero un zorro en los negocios .
Supo amar a su manera .
Lo
recordarán como un hombre de carácter fuerte, temperamento alegre y semblante
firme, como aquellos antiguos guerreros que perseguían sueños y se iban a la
guerra por un ideal .
Adiós
amigo Lucho Labarthe, tu partida después de cinco años sigue dejando un gran vacío en los que te recuerdan y quieren.
3
de febrero 2018
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