Una nueva versión de jueces han aparecido
en el escenario judicial que se le conoce
como jueces de garantías o jueces de
control. Aparecen con la aplicación del Nuevo Código
Procesal Penal, a partir del año 2004.
En la capital sus apariciones son más recientes. Son los jueces que están
superpoblando las cárceles con las llamadas prisiones preventivas y autorizan
prórrogas de investigaciones preparatorias hasta cinco o seis años .
Esta nueva versión de jueces sustituyen a los jueces instructores; función que
ha pasado a los fiscales que hoy se han repotenciado como fiscales-
investigadores y acusadores; tres en uno.
Es evidente y muchos abogados han sido testigo de ello porque ni los mismos
jueces de garantías lo ocultan, que de tanto aplicar la supervivencia para evitar
ser cesados en la magistratura, estos jueces se han convertido en verdaderos
maestros en los difíciles ares de la escena teatral y el histrionismo;
agregándoles, que han aprendido a tener esa gran capacidad de síntesis
siguiendo los sabios consejos de Hamlet : la brevedad es alma del ingenio , la
pesadez su cuerpo y accesorios .
.
Cuando acudes a ese lugar que se le conoce como sala penal de apelaciones ,
en donde se desarrollan las largas y tediosas audiencias , estos jueces son
maestros en el disimulo en el arte del engaño y las apariencias, porque
parecen que te escuchan , muy atentos , hasta te miran como si te
escucharan ; de vez en cuando entornan sus ojillos y miran al techo;
aparentan tomar nota o leer algún folio de los pesados y ladrilleros expedientes
, cuando en realidad ya tienen trazado tu destino y hasta tienen el borrador d la
resolución en la computadora personal para decirte, después de escucharte o
escuchar a los abogados que se pulen en frondosos alegatos , que
entusiasmados les refieren de las resoluciones de otros países, de la CIDH, de
la jurisprudencia , de la doctrina, etc.
Estos jueces parecen o disimulan escucharlos atentamente cuando saben que
nada de lo que dicen los abogados sirve , porque ellos ya saben cómo
contentar a la fiera mediática que les respira en el cuello y pone en riesgo la
supervivencia de su cargo .
Después de agotadoras jornadas de dimes y diretes, de alegatos y
contradicciones, haciendo gala de un poder de síntesis, de resumir en minutos
esos grandes ladrillos o expedientes que podrían llenar una conteiner, declaran
, sin rubor, sin titubeos “ no ha lugar”, es infundado, es improcedente, te
rechazan in límine y toda esa gama de ninguneos o negativas que los
menesteres legales les permiten .
Al final, si centras la atención en los rostros de los jueces y de los fiscales,
después del ninguneo, verás que cruzan miradas de complicidad y mueven la
cabeza en señal de asentamientos disfrazados.
La concertación previa ha
logrado su objetivo y despiden a los abogados que quedan con la boca abierta
y perplejos porque no toman consciencia de que la ley y la señora justicia
también se puede prostituir para complacer los intereses y despejar los miedos
de jueces y fiscales cuando la fiera mediática los tiene cogidos de la yugular.
Hay casos en que la sentencia ya está escrita antes del crimen1 porque para
algunos magistrados no existen inocentes, porque cuando no se es culpable de
un crimen , se es culpable de algo, siempre es así .
Otros, cogidos por el “Síndrome de Pilatos”- aquel gobernador de Galilea que
intrigado , después de interrogar a Jesús, le dijo a una jauría humana sedienta
de sangre, que no encontraba ningún delito en estehombre – se refería a
Jesús- prefieren agradar y satisfacer a la fiera mediática que pide prisión
preventiva para el procesado , cuando el caso es tildado como “mediático” y
parte de la prensa carroñera hinca sus fauces en el infeliz ciudadano que ha
caído en desgracia en un caso mediático..
Otros son como el juez de aquella parábola ( Lucas 18: 2) que menciona el
nuevo testamento que no temía a Dios ni respetaba a los hombres que ante la
insistencia y molestia diaria de una viuda que le pedía que le haga justicia, para
evitar que lo moleste, le hizo justicia. No por la justicia mismo, sino para evitar
la molesta viuda que todos los días lo buscaba e interrumpía y le quitaba su
valioso tiempo .
Nuestros jueces de la nueva hornada son aquellos jueces que nos habla la
Biblia , no se hacen galleta y se lavan las manos como Pilatos cuando la fiera
mediática los acosa y los intimida o creen hacer justicia cuando la fiera
mediática los hostiga todos los días pidiendo que el desventurado que cae en
su manos , sea enviado a prisión preventiva ..
Mientras tanto, el imputado, estando en prisión preventiva, viviendo como
sentenciado, tiene que demostrar su inocencia puesto que las pruebas ya
aparecerán, cuando sean necesarias, es solo cuestión de inventar una o dos
que sean irrefutables.
Al final , pocos son los jueces justos que aplican a la ley del hombre o divina ,
la mayoría de estos nuevos jueces no buscan aclarar la verdad o buscan
aplicar la ley con justicia sino calmar a la fiera mediática cuando el caso se ha
convertido en mediático o emblemático , más cuando algunos imputados o
investigados han pasado a ser considerados como la “serpiente del mal” que
concentra todos los odios de una sociedad en un momento de nuestra historia.
Cuando los jueces con síndrome de Pilatos o no temen a Dios ni respetan los
derechos humanos o la dignidad del ciudadano, observan a los procesados
como cosas, objetos, números, culpables de algo; para ellos ninguno es inocente , todos son culpables de algo porque ya la fiera mediática los
investigó, los juzgó y los sentenció .
Gerald Ingenieros / Julio 2017
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