El viernes 20 de abril ,
al mediodía, el coronel Juan Quiroz Chávez, Gerente
de Seguridad de Ate Vitarte se suicidó de un balazo en su oficina. Fue hallado agonizando dentro en su oficina de la
base de Serenazgo de este distrito. Las razones para quitarse la vida se desconocen. Cuando recibió las primeras
atenciones tras el disparo, aún se encontraba con vida, sin embargo, falleció
mientras era conducido al Hospital del Seguro de Salud Vitarte.
La información fue confirmada por el municipio que extendió
el pésame a los familiares de Quiroz Chávez por medio de sus redes
sociales. Según nota de prensa de la Municipalidad de Ate , Quiroz
Chávez era "un hombre dedicado a sus labores de funcionario con
ejemplar dedicación, habiendo demostrado lealtad y profesionalismo en el
ejercicio de sus funciones.
"El coronel Juan Quiroz destacó durante sus importantes
servicios prestados desde el año 2011, como un funcionario valeroso e íntegro,
de gran capacidad profesional, apreciado y respetado por todos sus compañeros
de trabajo", agregó el municipio.
El 22 de julio del 2013,
se suicida en su domicilio el General
Virgilio Breña Meder de 59 años en su vivienda de San Miguel . Había
tomado esta decisión y nunca se conocieron las causas ni los motivos que habría tenido para
acabar con su existencia. Según informaciones de Canal N, el
caso se viene tratando con mucho hermetismo. Por el lado de los familiares,
quienes evitaron en todo momento el
contacto con los medios, se mostraron bastante consternados por el suceso. Las investigaciones
arrojaron que el general Virgilio Breña se había suicidado con un disparo.
El 10 de julio 2015, el comandante retirado de la PNP, Víctor
Raúl Montellanos Vásquez , fue
hallado muerto en su vivienda del segundo
piso del inmueble donde vivía, ubicado en la cuadra 14 de la avenida López
Pasos en el distrito de Carmen de la Legua de un disparo en la en la boca.
Había sido un excelente policía de investigaciones habiendo trabajado
muchos años en la Brigada de Robos. Sus hazañas investigativas son recogidas en
el libro de Lusa Fares Yunis Herrera titulado “ Víctor Montellanos Vásquez
en la Brigada de Robos.- Visión y olfato de un Halcón “.
Según informó RPP Noticias,
se supo que la víctima
atravesaba por una profunda depresión debido a la disputa que mantenía con sus hermanos por la posesión
del inmueble donde vivían.
El
tema del suicido en la policía, sea en actividad o retiro , es un tema tabú
.
Se supone que los
policías están preparados para soportar situaciones límites, que deben ser
fueres, insensibles , de piedra , pero en realidad , se olvidan que también son
seres humanos sujetos a los avatares del estrés, la tensión, la depresión, la
angustia .
En otros países, como España,
existen estudios serios sobre el suicidio en la policía porque han observado
que el suicidios de agentes se lleva cada año el doble de personas que los accidentes de tráfico, pero
los tabús que rodean al tema y el hermetismo con el que se trata, hace que siga
siendo un problema soterrado y silencioso que aumenta cada día.
En España la población policial es uno de los sectores
profesionales con las tasas de suicidio más altas en todo el
mundo. Cada año encabezan esta luctuosa clasificación junto a los abogados y
los médicos (donde curiosamente destacan los dentistas). El problema se agrava por momentos. La Guardia
Civil, con algo más de 77.000 agentes , sufre cada año un repunte dramático de suicidios entre sus
miembros .
El método que utilizan es casi siempre el
mismo: un disparo con su propia arma reglamentaria.
En España han realizado un estudio para encontrar las causa
de los suicidios entre los policías y han que existen cinco causas más comunes(
que son coincidentes en nuestro país ):
La
presión y el estrés inherentes a la naturaleza de la profesión de policía en
donde el agente está expuesto a una violencia diaria que se traduce
en crímenes, accidentes, robos, peleas,
agresiones. Es difícil desconectarse de estas situaciones porque el problema lo
llevan dentro .Durante la jornada
laboral ven cosas horribles que pueden
provocarle un trauma o una depresión. Eso afecta a las relaciones en la familia
cuando vuelven a la casa .
El
segundo de los factores es la dificultad para conciliar la vida familiar,
llevar una vida hogareña ordenada y previsible debido a los cambios de turno constantes, el servicio los fines de
semana y las jornadas nocturnas . Todo ello dificulta la convivencia con la
pareja y/o los hijos. La familia también quiere verte y hay semanas que apenas
coincides. Los ves cuando vuelves de patrullar y ellos se van al colegio o a
trabajar. Es duro para todos, porque este desequilibrio genera a menudo
tensiones familiares. Y el agente de policía se siente culpable.
El
tercer factor es el geográfico. Los
cambios de colocación no toman en cuenta
la unidad familiar y los gastos que genera que un policía esté en provincia y
la familia en la capital y cuando quieren hacer el cambio tienen que valerse de
recomendaciones o pagar en la dirección de personal para que efectivice el
cambio. La movilidad o el cambio de colocación a provincias no es fácil de llevar para un policía . No
siempre se adaptan a su nuevo destino, el nuevo trabajo o nuevo colegio. Si se van contigo les estás
obligando a que renuncien a parte de su vida. Si se quedan, tienes que irte
solo. Muchas veces, para evitar estos dilemas, el policía opta por no
promocionar, no progresar , prefieres estancarte profesionalmente antes que
perjudicar a tu familia. Y eso hace que el policía pierda
autoestima.
Como
cuarta causa apuntan al estigma. El agente que
entra en depresión es señalado por los jefes, por los médicos y por sus propios
compañeros. Se trata de cuerpos en los que cualquier síntoma de debilidad está
muy penado. Se les exige que el policía sea un estoico, un superhéroe , no
puede mostrar debilidad
Muchos agentes entran
en depresión pero no pueden contárselo a nadie. Si se entera según qué
compañero te dice que estás loco. Si se entera tu superior te acusa de ser un
flojo. Si se lo cuentas a los médicos te dicen que lo que no quieres es
trabajar.
Otro
factor que les genera depresión e impotencia, es el hostigamiento y acoso por parte de los
superiores a los subalternos ( o subalternas) que por la misma
idiosincrasia de estas instituciones dificulta que un acoso laboral acabe en
sanción. Las jerarquías pesan. El 'jefe tirano' no es una figura extraña dentro
de las fuerzas de seguridad, porque goza casi de inmunidad en el trato hacia
sus subordinados. Así, los agentes prefieren callar ante los abusos porque
saben que denunciarlos sería contraproducente: no sólo no se arreglará el
conflicto, sino que además les acarreará represalias.
¿
Imagínense cuántas mujeres policías están en estos momentos sufriendo acoso por
parte de algunos jefes u oficiales y tienen que tragarse el abuso generándoles
estrés y depresión que puede llevarlas al borde del suicidio?
Este silencio, unido al que ya rodea de por sí a la
problemática del suicidio, contribuye a la ocultación absoluta del problema.
La
quinta causa es la posesión del arma. Contar con un instrumento letal para matarse influye en las tasas de suicidio por
profesiones. Por ejemplo, los médicos conforman uno de los sectores con un
índice más alto de muertes autoinfringidas. Por norma general lo hacen
ingiriendo pastillas, porque tienen acceso a esa medicación. En el caso de las
fuerzas del orden es relativamente fácil
que un policía resuelva una depresión pegándose un disparo en un momento de
debilidad, porque ya lleva la pistola encima.
A esto tiene que sumarse que los policías en el
país son los peores pagados y el sueldo sólo les alcanza a cubrir la
quincena del mes y después tiene que buscársela vendiendo su franco y vacaciones
para cubrir los faltante del presupuesto hasta fin mes.
La depresión se la
tragan los policías porque es un
estigma informar de que padece
una depresión, lo visitarán psicólogos y psiquiatras. A menudo, los agentes prefieren no acudir al médico para evitarse
represalias posteriores”.
¿Qué hace
el ministro del Interior o el Director General de la PNP para prevenir los suicidios de policías en la institución?
Nada . No existe un plan para prevenir las
conductas suicidas .
¿ En
qué consistiría un plan de esta naturaleza?
No es un plan
específico de prevención de suicidios más allá del genérico para
todos los funcionarios del estado. Este sería un plan con ligeras variaciones porque los policías tienen
una profesión de alto riesgo que no lo tienen la mayoría de los funcionarios
públicos. Es más que seguro que un alto porcentaje de suicidios en nuestro país
de policías tiene que ver con problemas en el ámbito sentimental,
personal y familiar por lo que se debe aplicar un protocolo de actuación en tres fases:
vigilancia en el proceso de selección, observación de los agentes con perfil de riesgo y de aquellas
personas que ya hayan protagonizado un intento de suicidio.
Los policías tienen miedo de mostrar depresión porque eso sería signo de debilidad
y sería mal visto en la institución
porque se supone que un policía debe ser un Superman por lo que identificar a
un potencial suicida no es sencillo. Esto hace necesario que cada cierto tiempo
el policías sea sometido a un test de estrés autocorregido porque todo policía está sujeta a un riesgo de caer en una depresión. Nadie piensa en suicidarse
cuando está bien. Nadie se imagina que puede acabar quitándose la vida. Hasta
que lo hace.
¿Hay solución?
Empecemos con algo simple. Una medida buena sería poder
acudir a psicólogos externos que no sean los del Hospital de Policía que se han
vuelto rutinarios y que no miran siempre por el paciente y dan el alta aunque realmente no estés en
condiciones de trabajar. Se requiere psicólogos que sean comprensivos , que
tengan asertividad, que los escuchen, que no los miren mal si dicen que están
deprimidos .
Eso son patrones de comportamiento que hay que cambiar si no
queremos que el problema siga creciendo.
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